La cognoscividad de Dios como ser espiritual y personal.
Dios es un Dios CONOCIBLE. Esto quiere decir
que Dios se da a conocer y se le puede conocer. Esto nos revela las
posibilidades que tiene el hombre de conocer a Dios y, a la vez, el deseo que
tiene Dios de darse a conocer a usted. El mismo Dios, en su Palabra, nos revela
esta posibilidad, y aún más, nos exhorta, y hasta cierto punto sus palabras se
tornan en un mandamiento para que el hombre obedezca y se preocupe en poner en
práctica. Dios dice: “Así ha
dicho Jehová: NO se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe
el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas, más alábese en esto el que se
hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago
misericordia y juicio y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice
Jehová”. Hay dos palabras que saltan a la vista y es “entenderme y
conocerme”. El mismo Dios nos dice que nosotros somos capaces de entenderlo a
él y conocerlo a él. Cuando él habla de entendimiento y conocimiento, él mismo
se encarga de revelarnos las áreas de conocimiento hacia las cuales quiere que
el hombre se proyecte: 1o. “Que
yo soy Jehová”, 2o. “Que
hago misericordia”, 3o. “Que hago juicio, y 4to. “y que hago justicia en la
tierra”. y recalca: “porque estas cosas quiero, dice Jehová”.
Este es el deseo profundo de Dios. Analicemos
cada uno:
1o. Dios quiere que sepamos y entendamos que
él es Jehová. ¿Qué implicaciones tiene esta declaración?.
Si analizamos el significado de la palabra "Jehová" como nombre
aplicado a Dios nos damos cuenta que este nombre hebreo compuesto por cuatro
letras (YHVH= y cuya pronunciación más exacta es YAVÉ, fue el usado por Dios
para revelarse por primera vez a Moisés, cuando este estaba apacentando
las ovejas de su suegro, en el desierto, y Dios lo llamó para encomendarle la
tarea de libertar a su pueblo de Egipto. Ante el pedido de Moisés para que le
dijera cuál era su nombre, con el propósito de responder a los hijos de Israel,
Dios le dijo: " YO SOY EL
QUE SOY, así dirás a los hijos de Israel “YO SOY me ha enviado a vosotros” (Éxodo 3:14).
Dios se revela a nosotros como viviendo en un
eterno presente, se revela como el Dios eterno e increado, pero a la vez el
pronombre personal “Yo” demuestra que él es un ser personal, capaz de
comunicarse con el ser humano, como lo estaba haciendo con Moisés; y el verbo
“ser” implica no solo "esencia", sino existencia. O sea, que es un
ser que existe por sí mismo, un ser que habla, que piensa, que siente y cuyo
propósito es revelarse al hombre para que este pueda comprender y entender
que Dios es real y que que puede entablar amistad y compañerismo con sus
criaturas racionales. El comienzo de nuestro andar con Dios consiste en
que nos alleguemos a Dios creyendo sinceramente que Él es capaz de revelarse a
nuestras vidas y hacernos entender cuál es su voluntad para nosotros.
2o. Dios quiere que entendamos que “Él hace
misericordia”. Si logramos entender la misericordia de Dios, esto será un paso de avance
en el camino del conocimiento de Dios. Ahora bien, la manifestación de la misericordia
de Dios tiene que ver con nuestra condición de pecadores impotentes, míseros e
imposibilitados de lograr por nosotros mismos la restauración espiritual y
moral. Reconocer que somos nosotros los que necesitamos a Dios y no que Dios
precisa de nosotros. Tenemos que reconocer que somos nosotros los que hemos
caído, y que él se compadece de nosotros extendiendo su mano amorosa para
restaurarnos, ayudarnos y bendecirnos. Tenemos que reconocer que en nosotros no
hay méritos algunos que sean capaces de lograr que Dios haga algo por nosotros,
que los méritos están en Jesucristo que fue el que murió por nosotros. Tenemos
que reconocer que lo único que podemos hacer es traer a Dios es nuestro pecado,
nuestra miseria espiritual, nuestras fallas, nuestros dolores, nuestros
sufrimientos; que a pesar de todo eso Él es compasivo y en Jesucristo Su Hijo,
Él nos perdona, nos limpia, nos levanta, nos restaura moral, espiritual y
físicamente. Esto lo hace la misericordia. Permitamos que ella se manifieste en
nosotros y veremos el cambio.
3o. Él quiere que entendamos que “Él hace juicio”. Él es el juez de toda la tierra y juzga las acciones de los hombres. La
capacidad de juzgar rectamente se basa en el hecho de que él conoce bien, no
solo las manifestaciones externas de los seres humanos, sino las
intenciones que impulsan al ser humano a hacer algo. Detrás de una acción buena
puede haber un propósito egoísta y oportunista; detrás de una acción fea, puede
haber un propósito ingenuo y sin intención mala. Dios está mirando y calibrando
el corazón más que las meras palabras y los hechos visibles. Dios está mirando
nuestro corazón por lo que entiende esto nos ayuda a saber que él, en su juicio
es justo y que él no se equivoca, pero esto nos hace entender también que toda la
justicia está en él y que en nosotros los humanos la justicia es nula y nos es
imposible apelar a ella para justificarnos. Dios quiere que reconozcamos
nuestra condición ante él y apelemos, no a nuestra justicia, sino a la justicia
de Jesucristo, quién fue hecho por nuestra causa “justicia de Dios”, llevando
en su cuerpo crucificado todos nuestros pecados y errores. Podemos venir a él
con fe y saldremos justificados; si venimos con nuestra propia justicia eremos
condenado.
Estas son las cosas que Dios quiere que conozcamos, por eso él nos las
revela, nos las hace ver para nuestra ayuda y salvación.
Quizás tú habrás pensado que el conocimiento de las cosas espirituales se
obtiene por medios complicados, a través de estudios profundos sobre religión o
filosofía, o por medio de prácticas esotéricas y experiencias extra
sensoriales, pero te digo que estás equivocado y vas por un camino errado.Dios
dice: “Hay caminos que al
hombre le parecen derechos, pero su fin es camino de muerte”. En este camino oscuro y tenebroso, al
hombre pecador se le hace imposible encontrar y conocer a Dios. En este punto,
es Dios el que toma la iniciativa y prende la luz. Con esto quiero decir que el
que toma el primer paso para ser conocido es Dios revelándose a Sí mismo al
hombre como expliqué anteriormente.
Dos son los medios directos de auto revelación de Dios para el hombre: LA
PALABRA ESCRITA Y LA
PALABRA ENCARNADA. (Leer: Las
dos grandes revelaciones).
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